viernes, 25 de febrero de 2011

Dicen que hay personas que no tienen sentimientos, que no lloran. No me lo creo. En eso nos diferenciamos de las piedras, nosotros sentimos, nos duele que nos hagan daño, que le pase algo a alguien cercano. Lloramos, todos lloramos, y mucha gente se tapa la cara, dice que eso es de niños pequeños, pero no se paran a pensar que quizá el esconderse para llorar sea la acción que te hace parecer pequeño, que te convierta en un inmaduro. Las personas tenemos sentimientos, y quizás unos más que otros, quizás unos lloran por cualquier cosa tanto de alegría como de tristeza o de rabia o impotencia, y otros solo lloran en ocasiones fuertes. A veces, pienso que para qué sirven los sentimiento, pero te das cuenta que sin ellos la vida no tendría sentido, estamos de acuerdo de que no sufriríamos, pero tampoco tendríamos alegrías. Y sí, hay muchos malos momentos en los que te apetece dejarlo todo que el corazón se te encoje y tus ojos se empapan, sin saber por qué , sin que tú quieras, pero lloras , descargas una tensión que tenías acumulada. Pero también hay muchísimas alegrías, momentos en los que no paras de sonreír, de reírte por cualquier cosa, de sentir como tu corazón cada vez quiere más a una persona, y que el corazón te va a mil por hora, o que por el contrario se te para. Son muchas sensaciones, sensaciones que sólo tenemos las personas, y que no vemos su significado, pero sin los sentimientos la vida no tendría sentido, aunque no lo parezca.
M.A

sábado, 5 de febrero de 2011

Me encanta esa sensación de no tener ninguna obligación de hacer algo, la de no tener horarios. Dormir hasta que quieras, y que cuando te despiertes, abras la ventana y veas un sol reluciente en medio del inmenso cielo azul, bailar escuchando música sabiendo que nadie te ve y que va a ser un día genial. Poner una sonrisa nada más levantarte porque puedes hacer lo que tú quieras, sin estrés, relajada. Ver la vida en color. Divertirte. No entiendo para qué sirven los horarios, bueno en realidad sí para estar organizado, pero lo único que nos produce son prisas, estrés. Y con la prisa no te puedes dar cuenta de las pequeñas cosas, de lo que de verdad importa, pero cuando aparece alguien que te hace frenar, que te enseña a ir despacio, que te hace ver las pequeñas cosas, esas que de verdad importan, ves la vida mucho mejor, empiezas a ver el lado positivo de todas las cosas, y es ahí cuando te das cuenta de que el sol sale todos los días, que en el mundo hay un sitio para ti, que puedes llegar alto,  que hay personas a las que de verdad les importas, y que merece la pena frenar, aprender a ir despacio para disfrutar de la vida al máximo.

M.A.